CRONICA Maratón Valencia 2019 🏃‍♂️ – Carlos

Esta crónica no sería justa si me ciñese sólo a la prueba en sí. La aventura comenzó el mismo sábado por la mañana.

Había quedado a las 9 am con nuestro Pablo para ir juntos en su coche. Mi mujer me llevaba hasta su casa para salir desde allí,  cuando llegando me pregunta:

  • ¿Qué más sabes de tu compañero con el que vas?
  • Pues no lo sé. Sé que se llama Pablo. La digo yo.
  • ¿Pablo qué?
  • Ni idea…. Pablo… del club. ¡Yo que sé! La respondo.
  • No será Pablo Arauzo, ¿verdad? Me dice ella.
  • Anda que no habrá Pablos en el mundo, en Las Rozas, ¿Por qué se va a apellidar Arauzo?

El viaje al maratón de Valencia

Pues casualidades de la vida y ese sexto sentido o séptimo que tenéis las mujeres para adivinar cosas…. ¡Pues sí! Cuando llegamos a su casa, resulta que nuestro Pablo, es Pablo Arauzo, vecino de mi mujer de Pozuelo de toda la vida, que iba además con su hermana María, amiga también de mi mujer.

¡El mundo es un pañuelo!

Y en este ambiente de buena compañía comenzamos el viaje a Valencia, entre risas y sorpresas en una mañana gris y lluviosa que se iba quedando atrás para cambiarse por un sol radiante y un cielo azul a medida que nos acercábamos a la capital de la Comunidad Valenciana.

Al llegar a Valencia, me dejaron en donde tenía alquilada la habitación y nos despedimos. Iba a alojarme en la casa de un amigo, pero un par de semanas antes me contactó su novia para decirme que tiene un viaje sorpresa con él, justo ese fin de semana y no van a estar…. Ops! ¿Y ahora que hago? Pues a buscar lo poco que aún quedaba libre. Encuentro una habitación de 25€/noche a un par de km de la salida de la prueba… ¡Que guay! Aunque sea sencilla… para pasar la noche es suficiente. 

Pero cuando entro en la casa, se me cae el alma a los pies. Hay sitios cutres y sitios como este.

¡Que horror! Claro, por 25 pavos que podía esperar… algo más de limpieza, supongo…

Feria del corredor

Deje mis trastos en la habitación y salgo de ahí escopeteado con la intención de no volver hasta bien entrada la tarde-noche. Hace un tiempo espléndido y me voy a por el dorsal y a dar un buen paseo tranquilamente. 

Valencia es un hervidero de gente. Al ir acercándome a la Ciudad de las Artes y las Ciencias ya se ve el buen ambiente. Recojo mi dorsal, paellita por la patilla (no sin antes hacer casi 1 hora de cola) y me voy a dar una vuelta por la Expo.

Sol e Iván que están ahí, dándolo todo en el stand de Mapoma, me reciben con cariño.

¡Qué alegría seguir viendo caras amigas!

Continuo mi paseo disfrutando de un regalazo de día en Valencia, a 20º y con un sol maravilloso. Paro a tomar un café mientras ojeo la revista oficial sobre la prueba y busco una iglesia en la que ir a misa esa tarde. Recomiendan la iglesia de San Nicolás, por sus impresionantes pinturas tipo capilla Sixtina (salvando las distancias, claro) y allí que voy. 

La Oración del Maratoniano

Y al empezar la misa, resulta que se ha desplazado un equipo de la “Athletica Vaticana” desde Roma y nos entregan a todos la “oración del maratoniano” que es preciosa. En la homilía, el cura (maratoniano también) hace una pura metáfora entre la carrera deportiva y la maratón de la vida, con sus momentos difíciles en donde hay que luchar y seguir adelante, en donde no vale tirar la toalla y rendirse. En donde en la carrera de la vida, tampoco estamos solos, sino que nos acompañan nuestros seres queridos y amigos que nos ayudan y animan a continuar, cuando todo nuestro ser quiere detenerse en un sinsentido. Y recordamos por qué estamos corriendo, los sacrificios, aquella promesa, los que ya no están con nosotros, la gente que nos apoya en la distancia, en definitiva, la meta a la que todos queremos llegar…en nuestra vida. Termina la homilía y se nos invita a subir alrededor del altar a todos los que vamos a correr al día siguiente y para mi sorpresa, casi la mitad de la iglesia nos vemos ahí subidos, recibiendo una bendición especial de nuestros dorsales. ¡Brutal!

Paseando por las estrechas calles del casco antiguo de Valencia, termino mi día con una cena agradable junto con Jon y Diana, conociendo un poco más a esta familia Kalamera. ¡Qué suerte de nuevo!

Tras un día agradable y lleno de regalos, me voy a no dormir, super contento y excitado deseando que suene el reloj a las 6am para dar comienzo al gran día.

Domingo: La Maratón de Valencia..

Y por fin domingo. No he pegado ojo. ☺

Me visto, desayuno y me cojo un taxi para la zona de salida. ¡Que ambientazo! Gente de todas las nacionalidades. Fotos de última hora con la pasarela de meta al fondo en una mañana que aún está despuntando.

Dejo todo en el guardarropa y me dirijo hacia mi cajón de salida. No he visto ni a Pablo, ni a Jon ni a Diana. Todos estamos allí aunque no hayamos coincidido. Sé que no estoy solo (además de los 25.000 corredores más, jeje)… Caliento, me quito la vieja ropa de abrigo y todo listo para la salida… Olor a réflex, nervios, últimos trotes sobre el sitio, cronometro preparado… Y empezamos a movernos … letamente… Casí 5 minutos más tarde es cuando por fin paso sobre el control de salida. ¡¡Arranca el reloj!!

Voy trotando lento. Mi reloj es sólo cronómetro, nada de GPS, ni pulsometro, ni medición de ritmos, ni nada… voy mirando el tiempo por cada km que paso… 5:30min/km a ojo. No vamos mal… Llevo ritmo tranquilo. No hay que forzar al principio. Acordándome de lo aprendido en las sesiones de técnica, intento pisar como nos dice José, nada de talonear, espalda recta, cada pocos kms, ejercicio de Lucas para recolocar la espalda, y siguen pasando los kms… Todo es llano.  ¡Qué pasada! Km 10 y llevo 54 min. No está mal. Me noto bien. Pienso que soy capaz de mantener este ritmo tranquilo mucho tiempo… Voy haciendo mis cálculos en la cabeza para ver si aquí, en Valencia, logro bajar de 4 hs y superar mi propio record personal. Creo que sí. Avanzan los kms. Paso la media en 1h53min. La animación es espectacular. En cada avituallamiento voy tomando todo lo que hay. Bebiendo bastante. En el Km 25 ya empiezo a notar cansancio. Pero en el avituallamiento del km 30 …mi gran error. Me detengo un momento a caminar, tan sólo unos segundos por favor, para tomar aliento,  beber agua tranquilamente y comer algo. Ops!

¿Y ahora cómo empiezo de nuevo a correr, con lo bien que se va caminando?

No, no, no… así no voy a bajar de 4hs. Mi cabeza me tortura. Venga arranca. Empieza a trotar lento de nuevo… 

Los Kilómetros pasan muy despacio

Y empiezo con un trote perezoso… Venga, aun queda mucho para meta. No puedes parar aquí. Sigo a ritmo lento, repasando obsesionado los cálculos para bajar de 4hs. Km 35… otra parada. No puedo más. Estoy bastante cansado y las uñas de ambos dedos gordos de los pies me duelen bastante. Sigue adelante. Olvídate de los pies. La rodilla izquierda empieza a petar. Me doy cuenta que mi objetivo personal se ha quedado atrás. Adiós a un sub 4hs.¡Otra vez será! Ahora hay que terminar.  Arranco, paro, arranco, paro y así enfilo el km 40. Que sufrimiento. Estos últimos 10 km han sido larguísimos. Yo me iba diciendo mentalmente, venga, ahora sólo 6, una vuelta larga al pinar, ahora 4, la vuelta corta al pinar, pero los km son eternos y muy lentos.

A falta tan sólo de 2k, sin poder ya casi dar un paso, la rodilla izquierda me duele un montón y las puntas de los dedos de los pies ya casi ni las siento de dolor. Llevo los últimos 4-5 km (o más… ya no llevo cuentas) a un ritmo de casi 8min/km. Que pena.

La euforia y los ánimos de centenares / miles de personas que acompañan el recorrido es impresionante. Llevaba personalizado el dorsal con mi nombre y sólo oía gritos de “ánimo Carlos, que ya está ahí la meta, no queda nada, está hecho”. En el km 40 ya no te puedes detener. Los 2km 195 metros restantes, te lleva la gente en volandas con sus gritos y palabras de ánimo. El corazón se acelera todavía un poco más si esto es posible aún. 

Ultimo Km.

Enfilo el último km. Entramos en la ciudad de las Artes y las Ciencias…. Veo el cartel de 800 mts… Ya no queda nada. 600 mts… Cartel de km 42…. Wow!!! La emoción que vivo  es muy intensa. Enfilo la pasarela de meta. No puede haber un escenario de meta más espectacular. Últimos 195 metros. 

Si tan sólo hace unos kms me iba preguntando yo a mi mismo que qué hacia yo aquí… Que esta iba a ser mi última maratón…

¿qué por qué me meto yo en estos jaleos a sufrir por sufrir? 

De pronto tengo una mezcla de sentimientos… cansancio, dolor, alegría, euforia… Sin saber muy bien porque, se me desencaja la cara y empiezo a llorar y a reir a la vez. Ya no me duele nada. Acelero el trote y parece que voy flotando sobre el agua. Brutal. No se puede expresar con palabras. Hay que vivirlo. Hay que sentir terminar una maratón.

La pregunta a ese porqué de unos momentos antes queda respondida en el mismo instante en que paso bajo el arco de meta.

¡Por esto! ¡Por esto! ¡Por esto!

No puedo estar más de acuerdo con eso que se dice:

«Un maratón son 30Kms con las piernas, 10Kms con la cabeza, 2Kms.con el corazón y 195 metros con lágrimas en los ojos“.

Carlos Fernádnez-Gallardo (Vintage)

Si te ha gustado lo que has leído ¿ porque no nos dejas un comentario? .. anda !!
Y si además lo compartes en tus redes sociales ya.... 😉
Luego ya.. puedes ir a entrenar tranquilo. Gracias !!
The following two tabs change content below.

Carlos Vintage

Latest posts by Carlos Vintage (see all)

2 comentarios
  1. Rosa Fernández Gallardo
    Rosa Fernández Gallardo Dice:

    Me ha emocionado mucho!
    No paraba de llorar! Qué fuerte!
    Superación, perseverancia, fe, amistad, confianza… y al final la gran recompensa y satisfacción.
    Me ha encantado! Gracias por compartirlo

    Responder

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Responder a Rosa Fernández Gallardo Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *